Lo que no dice mi boca, fluye incesante como un rio eterno, emana incansable como agua de manantial pura y cristalina, se desborda como copa de vino insaciable.
Lo que no dice mi boca, florece como margaritas en tierra fértil, como hiedra sin medida por los muros, como maleza imparable entre las flores.
Lo que no dice mi boca, ilumina como el sol de la mañana, como millones de estrellas en el cielo, como un reflejo de luna en el agua.
Lo que no dice mi boca, brota como el sudor a través de los poros, como lagrimas de tristeza y alegría, como suspiros que demuestran que aquí adentro hay vida.
Lo que no dice mi boca, lo escribe un mar de tinta inagotable, lo plasman estas manos incansables, lo muestran estas páginas incomparables.
Lo que no dice mi boca, no se queda mudo atrapado en el tiempo, no se olvida en un rincón oscuro, no se lo lleva el viento.
Lo que no dice mi boca, quedara inmortalizado y será eterno.
© Ana Evelin Garcia C.