No es la primera vez que sorprendo a alguien con algún
detalle, pero esta vez la sorprendida fui
yo. A veces uno no piensa en el impacto que pueda tener el hacer algo
especial por o para una persona, pero la sensación de satisfacción que te queda
es invaluable.
Si me preguntan qué hago yo para ser detallista, les diría
que no tengo secreto, solo es cuestión de poner un poquito de atención. Cada
persona tiene características muy particulares, sus gestos, las palabras que
usa, la forma de vestirse, de peinarse, de caminar, de saludar, la música que
escucha, etc. etc. No tienes que esforzarte demasiado para darte cuenta de esas
cosas que muchas veces saltan a la vista; por ejemplo, recordar la fecha de
cumpleaños es una buena forma de quedar bien con alguien. En estos tiempos las redes
sociales nos han facilitado eso y para algunos tal vez ya no sea muy
representativo pues piensas, no es que lo haya recordado sino que lo vio en una
publicación, pero es entonces cuando hay que ser creativos para que estos
detalles sigan siendo especiales.
Si me permiten compartiré una pequeña anécdota. Hace
algunos años trabaje en una empresa en donde hice algunas amistades y voy a
referirme a una en particular de la cual me reservo el nombre. El caso es que
esta amiga me llamo desde su oficina hacia la mia para que la apoyara con algo
y por razones que no vienen al caso, yo no le di la respuesta que ella esperaba
y se molesto mucho conmigo. Se enojo tanto que un día me dijo algo bastante
fuerte e hiriente; yo no dije nada y deje pasar algunos días, en los que por supuesto no nos hablábamos. Entonces
me fui a una librería a comprar una tarjeta, busque y busque hasta que encontré
la tarjeta perfecta, tenía un ramillete de florecitas de un tierno color morado
y venia en un sobre también de color morado. Si, era perfecta porque yo sabía
que era su color favorito, y no recuerdo textualmente el mensaje que le escribí
pero decía algo así: si lo que quería era hacerme sentir mal, lo logro y en
mayor manera de la que se imagina, pero está bien porque yo se que le falle y
quiero disculparme por eso… El no haber tratado de hacer algo peor hacia ella, el aceptar que había fallado y el
sencillo detalle de enviarle el mensaje con su color favorito no solo salvaron
nuestra amistad sino que la fortalecieron porque nos acerco más.
El color de la tarjeta no hubiera sido relevante, pero
según ella misma me conto después, fue lo primero que le llamo la atención y se
sintió agradada por ese detalle.
Las cosas que puedan parecer más simples o sencillas
pueden en un momento dado hacer una gran diferencia, por eso mi consejo es que
siempre hay que “leer entre líneas”.
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