Bueno, bueno, ya llegue,
ya estoy aquí y ahora qué? , a quién hay que buscar? A dónde hay que ir?, qué
hay que hacer?
Mis deseos de triunfar
me hacen parecer hiperactiva, mis ansias de sentirme útil otra vez se sienten
como un torrente recorriéndome las venas.
Diganme, díganme que
hago?, ya quiero comenzar.
Llueve mucho, ya me habían
contado, por suerte no se que tiene el agua de este lugar que no moja; nadie se
preocupa por usar paraguas; es mas, el lugar mas lluvioso y creo que es el
ultimo lugar en el que alguien pensaría que una fabrica de sombrillas es buena
idea. Muy bien, pero no nos distraigamos, hay que comenzar a trabajar.
Dicen que en aquella
fabrica están contratando personal, vamos?
Claro que si. Yo ya quiero
ser parte de este mundo.
Mi acompañante, que
con muchos años ya viviendo aquí, se puede desenvolver mejor; entra a preguntar
y unos minutos después se asoma por la puerta diciéndome: preguntan que si
puede empezar hoy mismo?, yo, sorprendida digo: si, vuelve adentro, otro par de
minutos transcurren y al salir de nuevo me dice: la hora de entrada es a las 3
de la tarde y la salida a las 12 de la noche; entonces surge de mi boca la
primera expresión en ingles: Oh my God!, como para dar por sentada mi llegada a
esta gran nación.
Muy bien, a hacerle
frente, a demostrar de que estamos hechas.
Mi primer trabajo,
totalmente diferente a lo que estoy acostumbrada; parada todo el tiempo
empacando quien sabe que tanta cosa de juegos para niños, pero hasta ahora todo
bien.
Quien iba a creer
que ya paso un mes, me dicen que vaya a
la oficina y mi dia se pone mejor…
muuuuaa!, mi primer cheque, hay que sacarle copia y enmarcarlo, no lo
puedo creer.
Siguiente paso?,
depositarlo en el banco, es decir, apresurarse a abrir una cuenta. Alto! Tranquila,
respira profundo, no hay que alucinarse, los pies sobre la tierra y a pensar
bien lo que vas a hacer con ese “dineral”.
Si!, ya tengo cuenta
en el banco y adivinen qué?, cinco meses después ya no tengo que usar carro
ajeno, ya tengo mi propio medio de transporte, que por cierto puedo
manejar tranquilamente porque cuento con
mi permiso de conducir y todo en regla, hasta donde es posible.
Mas trabajo?, ok, no hay
problema. Dos trabajos y aun no he llegado a mi mayor esfuerzo.
Eh!, eh!, detengámonos
por un momento, es fin de semana y es momento de relajarse un poquito para
reponer fuerzas hasta la siguiente jornada. Me levanto, ni tan tarde ni tan
temprano, pero lista para salir a conocer un poquito el vecindario; ropa de
domingo, cartera, llaves y vámonos… a donde sea, al cabo todo es nuevo.
Y de vuelta a nuestra
historia, recuerdan como en las películas pasan las paginas del calendario para
hacer notar al espectador que mucho tiempo ha pasado, pues imaginen que eso
esta ocurriendo en este momento, hasta llegar al tiempo actual.
Yo con unos cuantos años
mas, ojeras mas pronunciadas, no dire que unas cuantas canas mas… muchas canas
mas, aunque escondidas tras un tinte bastante natural por cierto, no importa.
Aquel trabajo con el
que empece no duro mucho, ahora sigo trabajando sin descanso, comenzando a
sentir el paso del tiempo por todo mi cuerpo, la hiperactividad sustituida por
el cansancio, pero aun tratando de sobrevivir.
Dia de pago, un
cheque mas para repartir… bueno comencemos… luz, teléfono, renta, seguro (casa,
carro, vida, negocio, etc., etc.), doctor, comida, gimnasio, impuestos, y la
lista continua. El entusiasmo empieza a ceder, las ganas de triunfar con menor
fuerza pero se rehusan a desaparecer . “Si
se puede”, es la consigna que nos enseñan, y muchos testimonios lo confirman,
pero hasta donde sere yo capaz de llegar, si siento mis ilusiones casi encorvándome
la espalda y mis aspiraciones sumergiéndose en el fondo de una bolsa con filtro
hipoalergenico.
Vine a trabajar para
vivir o a vivir para trabajar, ya no lo se, pero sigo aquí con tanta
incertidumbre como mi cabeza es capaz de almacenar, tratando de rodearme de
gente positiva que vuelva a inyectar en mi al menos la mitad de aquel
entusiasmo con que vine.
Sueño americano para unos,
ilusión para otros, utopia para la mayoría.
Pero la vida no se
detiene, no te da tregua y hay que seguir insistiendo porque el dia menos
pensado tendras tu recompensa. Mientras tanto, yo me siento satisfecha de poder
contar mi pequeña historia sin perder la fe en que el mañana será mejor.