Los que somos adictos al cafe sabemos que no hay como comenzar el dia con una humeante taza de cafe recien preparado, nada como el primer sorbo que sientes que desde tu boca pasa por tu garganta e invade todo tu pecho, no hay nada mas estimulante... bueno, eso creia yo, pero hay algo aun mas estimulante que te hace disfrutar doble y es tomarlo en compañia. Una conversacion inteligente, una conexion mas alla de las palabras, puntos convergentes que te dicen que hasta los gestos tienen algo en comun.
Es viernes, amanece, abro los ojos y puedo sentir como mis labios comienzan a esbozar una sonrisa, mi pecho se llena hasta el limite y lentamente va dejando salir ese suspiro que no quiero que se acabe.
Me levanto, hago mi rutina matutina y me preparo porque el momento de esa conversacion, de esa conexion, de ese cafe estimulante esta por comenzar.
Subidas y bajadas de emociones, palabras de aliento, de comprension, miradas de complicidad y un poquito de empatia, son solo algunas de las cosas que habra en el menu.
Lo dicho, ya en el lugar, el tiempo pasa demasiado rapido, no quiero que termine, quiero que sea un eterno viernes.
El cafe se enfria, pero no importa porque definitivamente no hay ningun cafe que sepa mejor que el cafe de los viernes.
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